miércoles, 25 de mayo de 2016

Ciudad Universitaria de Caracas: Un patrimonio cultural que ha perdido su cultura

En un país dónde las malas noticias se encuentran a la orden del día, una agradable sorpresa, que logre contrarrestar las distintas vicisitudes a las que se ve expuesto el venezolano diariamente, se convierte en un gran respiro de alivio. Así es exactamente como describo mi experiencia al recorrer los emblemáticos pasillos de la Universidad Central de Venezuela (UCV) por primera vez, el pasado jueves 5 de mayo, en la cual pude experimentar ese contraste que existe entre las magníficas muestras de arte que se encuentran en cada rincón de la Ciudad Universitaria de Caracas y, el gran desinterés ciudadano que se ve reflejado, incluso con mayor énfasis, en sus imponentes espacios descuidados.

Agitado luego de perderme unos 20 minutos en la interminable Ciudad Universitaria, logré encontrarme con el resto de mis compañeros de clase, quienes compartían mi emoción, y mi hambre, mientras esperábamos al profesor. Al cabo de un par de minutos, con la llegada del profesor, se nos presentó una vocera del Consejo de Preservación y Desarrollo (COPRED), quien oficialmente dio inicio al recorrido contándonos un poco sobre las distintos objetivos del Consejo, entre los cuales se encuentra el velar por la preservación integral de la CUC como patrimonio de excepcional valor cultural y ambiental y el desarrollar planes de recuperación de esos mismos valores en la sociedad, con la finalidad de mejorar las condiciones de preservación. Dentro de esos planes, se encontraba la realización de esos tours, para así crear consciencia a los venezolanos, pertenecientes o no a la UCV, sobre la importancia social que esta acarrea.


Mural de Mateo Manaure, ubicado a un costado de la Biblioteca Central. Foto: Andrés Rondón
Con mucha amabilidad y simpatía, la representante del COPRED nos transportó a mediados del siglo XX, para relatarnos un poco de lo que consistió el arduo trabajo de Carlos Raúl Villanueva, al diseñar esta obra durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, siendo inauguradas la Plaza Cubierta, el Aula Magna y la Biblioteca Central el 2 de Marzo de 1954 con motivo de la celebración de la X Conferencia Iberoamericana en Caracas.

Seguidamente pasamos a conversar sobre la Biblioteca Central, empezando con algunos datos curiosos, como el hecho de que el contraste de diferentes mosaicos de matices rojos, que son muy atractivos a la vista, tiene el nombre de policromía por la variedad de tonalidades que posee, nos explicó nuestra guía. Estos mosaiquillos italianos se encargan de cubrir la fachada de la Biblioteca Central a lo largo de sus 12 pisos, y naturalmente, con el pasar de los años se han ido deteriorando, lo cual representa una profunda preocupación para entes como el COPRED, ya que según su vocera, el costo de este exquisito material oscila entre los 6000 euros por cada metro y solo puede conseguirse en su fábrica original ubicada en Italia, o en su defecto, en México.


Compañera de clases con el vitral de Fernand Léger de fondo. Foto: Andrés Rondón.
Luego de esta introducción, la seguimos mientras ella nos conducía al interior de la edificación, dónde pudimos apreciar un hermoso vitral realizado por el artista francés Fernand Léger en el año 1954, el cual es una clara representación del arte abstracto. A medida que cada persona decía lo que creía ver entre las distintas combinaciones de rojo, azul, verde, amarillo y blanco, nos informaron que dentro del campus se contaba con la participación de 25 artistas, de los cuales 15 son venezolanos y 10 son extranjeros. A su vez, el hecho de que cada pieza que forma parte de la Ciudad Universitaria es original, le da una cualidad única que se ve reflejada en su importancia como patrimonio cultural.

Estas piezas desplegadas a lo largo de la UCV no solo contemplan murales y pinturas, pues también se incluyeron esculturas en este despliegue artístico. Una clara muestra de ello es “La Maternidad”, realizada por el dibujante y escultor español Baltasar Lobo en bronce platinado. Gracias investigaciones realizadas a través de los años, que actualmente posee el COPRED, se conocieron datos curiosos como el hecho de que Carlos Raúl Villanueva le pidió directamente al artista esta versión de la escultura, a partir de un modelo más pequeño que previamente había visto.


Vista a la Sala de Conciertos desde la azotea de la Biblioteca Central. Foto: Andrés Rondón
Desde una azotea ubicada en la Biblioteca Central, pudimos observar no solo esta escultura, sino también la Sala de Conciertos, la cual cuenta con un mural de Mateo Manaure, quién cuenta con 27 obras a lo largo de la Ciudad Universitaria, gracias tanto a su impecable talento como a su buen amistad con Carlos Raúl Villanueba.

Es realmente impresionante todo lo que aprendí sobre el cuidado en cada detalle del diseño y construcción de la Ciudad Universitaria. Desde la vegetación preconcebida, con la posición y especie de cada árbol, hasta las guacamayas que fueron traídas desde pichones para que enriquecieran la fauna de las zonas adyacentes a la UCV. Con solo el pasar de unas horas explorándola, la CUC tiene la capacidad de mostrarte lo importante que es dentro de nuestra sociedad, despertando así la necesidad de preservarla, razón principal por la que es considerada un patrimonio.

Según testimonios de nuestras guías: “Villanueva buscaba integrar el elemento artístico al edificio”, con el objetivo de romper esquemas al crear un “museo al aire libre”. El resultado de su visión se ve claramente reflejado en la realidad. Y es por eso que el 2 de diciembre del año 2000 la Ciudad Universitaria de Caracas es inscrita oficialmente en la lista de Patrimonios Mundiales de la UNESCO, “confirmando su valor excepcional y universal como sitio cultural que debe ser protegido para beneficio de la Humanidad”, explican desde el COPRED.


Mural del venezolano Pascual Navarro, ubicado entre la Biblioteca Central y Aula Magna . Foto: Andrés Rondón
Sin embargo, después de disfrutar las obras de Manaure, Navarro, Vasarely, Manaure de nuevo, Vigas, Narvaez, Jean Arp y más Manaure durante 3 horas aproximadamente, el recorrido llego a su final.  Pero no sin antes despertar en mí la incógnita: ¿Los venezolanos tratamos a la Ciudad Universitaria de Caracas como el Patrimonio Mundial que es?

Algo que mencionaron nuestras guías fue que entre los diez criterios de la UNESCO necesarios para determinar si un espacio está apto para ser declarado Patrimonio Mundial, destaca la importancia de su preservación. Y, a juzgar por el estado de deterioro en que se encuentran las instalaciones de la Ciudad Universitaria 16 años después de su declaración, pareciera que al venezolano se le olvido cuidar y respetar los espacios de los que tanto se enorgullece.

David Rondón, estudiante de la Facultad de Derecho, considera que es lamentable que nos olvidemos de las cosas buenas y no las valoremos, ya que a pesar de sentirse orgulloso de pertenecer a la UCV, no cree que nada “sea tratado con el cuidado que se merece, pues la gente es demasiado descuidada con la universidad en general”. Por otro lado, Tomás Lugo, quién estudia en la Facultad de Humanidades y Educación, agregó que en algunas ocasiones incluso los murales son víctimas de “atentados de índole político”, luego realizó un énfasis en el período entre 2013 y 2014 en el que se observaron desde graffitis hasta quemaduras en las obras de arte de la universidad, como forma de protesta.   

Una vez una profesora de Historia de Venezuela me comentó que el venezolano practica el olvido, y esa es precisamente mi reflexión después de realizar esta visita guiada por uno de nuestros Patrimonios Mundiales. Estamos tan acostumbrados a denigrar lo nuestro, que con el pasar del tiempo perdemos las ganas de cuidar y preservar nuestra cultura. Desde pequeños nos enfocamos a estudiar todas las hermosas cosas que hay afuera, como la Torre Eiffel y las paradisíacas playas de Honolulú, pero no solemos tomar la misma determinación para aprender sobre las historias que se encuentran detrás de nuestros propios patrimonios. Pasaron 21 años antes de que yo me interesara en el estudio y recuperación de nuestra cultura. ¿A ti, cuantos te faltan?

Referencias Bibliográficas:

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